
Seguramente, habremos cometido muchos errores, a pesar de conocer la teoría, ya que como ya sabemos. Conocer el modo de vencer, no significa que tengamos ganada la batalla.
Recordemos la primera fase de nuestra recuperación. Esos tres meses que usamos para conseguir eliminar lo físico de nuestro alrededor y quitarnos los vicios adquiridos durante la duración de la relación.
Sorprende comprobar como, queramos o no, esos hábitos desaparecen y vamos cogiendo otros, pero necesitamos de otros tres meses para amoldarnos a la nueva rutina y esos son los que se acaban de cumplir por mi parte y ya por algunos de los que leéis y escribís en el blog.
Pasado este tiempo, cuando vamos a comprar, ya no compramos sus cosas, compramos sólo las nuestras.
Cuando planeamos una salida de fin de semana, no tenemos que pensar en la opinión del otro. Sencillamente decidimos que vamos a meter en la bolsa de viaje.
Las vacaciones, no tenemos que compaginarlas con las de él/ella.
Si vamos a cambiar algo en la casa, tan sólo necesitamos tiempo para llevarlo a cabo sin ningún tipo de discusión.
Si vamos a llegar tarde no tenemos que rendir cuentas a nadie.
Ahora vivimos de una manera diferente.
Pero no nos quedemos ahí. Miremos 4 ó 5 meses atrás, cuando aun nuestra herida sangraba abundantemente y por mucha presión que se ejerciera sobre ella, no paraba de manar.
Recordemos esas noches sin dormir, esa falta de gana de comer, esa desesperación por no dejar ni un solo segundo de pensar en ella/él, esa continua necesidad de saber que hace, que piensa, como se siente…
Ese deseo irrefrenable de mandar (en el que muchos caímos) o recibir un mail, un sms, una llamada perdida…
Después de estos seis meses, ya dormimos mucho mejor e incluso la mayoría de las noches del tirón.
Comemos como antes e incluso hasta nos hemos atrevido a comer esas cosas que a ell/el no le gustaban y no traías a casa por eso. Ahora, la mayor parte del día, en tu cabeza acampan otros temas, aunque ella/él sigue estando en el “camping”. Recordemos que no se olvida, se aprende a vivir con ello.
Seguimos teniendo esa necesidad de saber de ella/él pero ya lo controlamos mucho mejor.
También hemos aprendido a controlar esa ansiedad por querer recibir un mail, sms o llamada suya. Esta necesidad ya no es tanta y ha pasado a un segundo plano.
Hemos avanzado muchísimo.
Comprobad que en este simbólico tiempo, nos hemos deshecho de la rutina que teníamos con esa persona y hemos adquirido otra diferente que sólo nos incluye a nosotros y nuestros gustos.
Ahora tenemos una fortaleza emocional ganada por este motivo y estaremos, en cierta forma, mejor preparados para un enfrentamiento cara a cara (si este se produjera) que cuando sólo habían pasado tres ó cuatro meses.
En mi caso no la he visto desde hace seis meses y serán casi siete cuando la vea de nuevo…será un gran impacto. Pero me siento preparado, aunque como me decía un amigo este fin de semana pasado: Una cosa es pensar en el problema y otro muy distinto enfrentarte a él.
No os aseguro que el rencuentro no sea negativo y os haga daño, pero si os aseguro que será mucho menos impactante que cuando aun estabais en los meses de limpieza física y adquisición de nuevos hábitos. Si os hace daño, os recuperareis mucho antes. Eso, os lo seguro.
Enhorabuena a los cumplidores de los Seis y muchos ánimos a los que aun no habéis llegado a esta meta.